Hace tres  años que se iniciaron las actividades por el jubileo Congregacional. Intento escribir aquí. Intentaré situarme en cada lugar que recorren los peregrinos para describir emociones  y el encuentro profundo que pueda darse al pasar por estas ciudades, al cruzar caminos ya conocidos, tan viejos como lo son y tan nuevos para quienes van con una mirada diferente.

Roma “La ciudad Eterna” con su historia única y fascinante acoge a los peregrinos y estos como “Viajeros” se preparan para iniciar el camino.

¿Por qué iniciar por Roma?

Roma es el lugar donde la misión de la predicación se convierte en una misión universal. Domingo visita Roma por primera vez en compañía de su obispo Diego en 1205 y 1207. Aquí  expone al Papa Inocencio III su proyecto de misionar en el Languedoc. Diez años más tarde, Domingo ya ha formado una comunidad de predicadores y regresa a Roma junto al obispo de Tolosa para participar en el Concilio de Letrán.

En 1216 y 1217, el Papa Honorio III aprueba la comunidad de predicadores formada por Domingo y extiende su misión a toda la Iglesia.

En 1219, Domingo visita de nuevo al Papa Honorio III en Viterbo. Este le confía la tarea de organizar una comunidad de contemplativas en Roma. Como fruto de este apostolado nacerán las comunidades dominicanas de San Sixto (1219) y Santa Sabina (1220).

De igual manera como Congregación Madre Françoise Lohier (Co- Fundadora) visita la Roma en el año 1907, para asistir a una audiencia particular con el Papa Pio X. “….con el corazón perfumado de las gracias recibidas emprendió su regreso a Francia”.