La Congregación nace del corazón, del coraje y valentía de Madre Hedwige Portalet, una mujer, desde su opción por Jesús en la vida consagrada y en la Iglesia, pone a la Congregación bajo al amparo de la Virgen María Inmaculada, que será la Madre y la Superiora, para siempre a lo largo de nuestra historia.
Se acoge a la sombra de María Inmaculada como a su verdadera Madre y Superiora, a Ella acude hasta Lourdes para encontrar fuerza, consuelo y descanso.
“Para recuperarnos de nuestros cansancios, fuimos a descansar durante cuatro o cinco días a los pies de Nuestra Señora de Lourdes; después regresamos para meternos a la obra y prepararlo todo para el regreso de nuestros niños” (M. Hedwige Portalet).